‘Leto’ (2018), Kirill Serebrennikov

Leningrado, Unión Soviética. Principio de los años 80. En plena escena underground del rock soviético, presenciamos el surgimiento de la mítica banda Kinó y su lider Viktor Tsoi, uno de los musicos más importantes e influyentes en la historia de Rusia.

Leto5

Revolución

El arte es esencialmente revolucionario, en numerosos pasajes de la historia, su naturaleza anárquica ha engendrado movimientos contraculturales que han servido como banderas ideológicas; la liberación sexual de la escena hippie en los años 60 o la generación Beatnik y su búsqueda por la paz mundial, son ejemplos de ello.

En Leto, el realizador Kirill Serebrennikov nos lleva a la convulsa Unión Soviética de los años 80, para mostrarnos de cerca el surgimiento del rock ruso en medio de un contexto de represión, problemas económicos e incertidumbre (recordemos que una década más tarde la URSS no existiría más).

Leto6

Liberación

Al iniciar la cinta acudimos a un pub administrado por el Partido, donde grupos de jóvenes, entre ellos Mike Naumenko (Roman Bilyk) y su banda Zoopark, se disponen a ofrecer un concierto de rock.

Resulta muy expresiva esta primera secuencia ya que advertimos la mano dura del régimen y todos sus aparatos de control; en el recital los asistentes no pueden bailar, cantar o mostrar pancartas, no pueden hacer nada que resulte “indebido”. Este control extremo despoja al rock de su esencia fundamental, de su naturaleza subversiva y salvaje.

Leto3

La cámara, que recorre fluida todo el espacio, ofrece en sus pausados planos-secuencia reminiscencias tarkovskianas que no sólo se limitan al plano formal, sino que se extienden al representativo:

Al igual que el Rublev de Andrei Tarkovsky, pintor medieval que nunca encontró el ambiente idóneo para desarrollar su arte, aquí Mike y compañía se encuentran permanentemente luchando contra las trabas del Partido para poder hacer la música que desean.

Después del concierto, los jóvenes se reúnen en una playa para continuar cantando y tocando la guitarra a la luz de una fogata, Serebrennikov nos invita a descubrir un ambiente diametralmente opuesto, idílico y lejos de las autoridades, donde la desnudez es un acto revolucionario por sí mismo. Aquí conocemos a Viktor Tsoi (Teo Yoo), un músico principiante en busca de su propio camino.

Leto4

“Ustedes cantan la música de nuestro enemigo”

El punk, la New-Wave, David Bowie o los Sex Pistols serán referencias comunes a lo largo de todo el metraje, infiriéndose así la llegada de la escena underground a la Unión Soviética; hablamos de la época más revulsiva y catártica en la historia de la música popular, irrumpiendo en un lugar de conservadurismo extremo.

La película señala en todo momento la aversión y la intolerancia de los ciudadanos a las vestimentas, los peinados y la música de los jóvenes, ya que les recuerda a su adversario mortal Estados Unidos y en general a todo el mundo occidental. Todo lo extranjero es sistemáticamente rechazado.

Leto2

Serebrennikov utiliza elementos de metaficción para resaltar la represión existente en todos los niveles de la sociedad rusa, como la censura de las groserías; cada que algún personaje dice una, se escuchará el clásico pitido que evita que la oigamos.

Otro elemento metaficcional, el más notorio de todos, son los pequeños musicales (3 en total), donde se interpretan canciones de Talking Heads, Iggy Pop y Lou Reed y mediante los cuales los jóvenes se rebelan en contra de los ciudadanos y las autoridades por igual; a través del poder de la música (del arte) deforman la realidad, volviéndose seres omnipotentes.

Musical de The Passenger (Iggy Pop, 1977)

 

En estas secuencias, interesantes individualmente pero forzadas y anticlimáticas ya en el plano general, el director introduce jugueteos visuales y efectismos gráficos que subvierten la destacada realización del filme a un estilo videoclipero tan irreal y como risible.

Al final de estas pequeñas “revoluciones”, aparece a cuadro un personaje (Alexander Gorchilin) que rompe la cuarta pared para advertirnos que los musicales, pese a lo satisfactorio de ellos, en realidad nunca pasaron, en la vida real el mundo es mucho más complicado que eso. Estamos ante una película que se censura a ella misma y es ella misma la que intenta liberarse; justo así como la Unión Soviética.

Leto7

Viktor y Mike entablarán una relación discípulo-mentor, a pesar de la atracción sexual entre el primero y la pareja del segundo, Natalia Naumenko (Irina Starshenbaum).

En este sentido, el director también nos describe el desarrollo de formación de una banda musical, mostrándonos en el proceso la delicada estabilidad de la URSS, que a principio de la década de los 80 ya empezaba a decaer económica y políticamente.

Viktor, independientemente de su carácter artístico y su posterior relevancia nacional, aquí es sólo un ruso más y como todos los demás rusos, está busca de su lugar en el mundo ante la progresiva e inevitable descomposición de su país.

Leto8

La película aspira a mucho, pero consigue poco, intenta ser un documento histórico que se mimetice con el contexto para evocar la idiosincrasia de una nación; intenta ser una biopic de una de las figuras más relevantes de la cultura popular rusa (una visión simplista e idealista de Viktor Tsoi); intenta enarbolar una parábola de la eterna lucha entre el artista vs. su ambiente, sin embargo, Kirill Serebrennikov  no continúa desarrollando ninguno de estos caminos, reduciendo su cinta a la historia de un triángulo amoroso.

Leto no logra trascender su anecdotario visual y su curiosa forma narrativa, no obstante, gracias a sus aciertos (el mejor de ellos la banda sonora compuesta en su mayoría por Kinó), es de hecho disfrutable, sobre todo para los fanáticos de la escena underground que revolucionó al mundo en la década de los 80.

Letocartel

Título original: ‘Leto’
País: Rusia y Francia
Año: 2018
Duración: 126 minutos
Dirección: Kirill Serebrennikov
Guion: Kirill Serebrennikov, Lily Idov y Mikhail Idov (Basado en las memorias de Natalia Naumenko)
Fotografía: Vladislav Opelyants
Producción: Hype Film, KinoVista, Centre National de la Cinématographie y Charades
 

Deja un comentario