Inglaterra. Siglo XVIII. En pleno contexto histórico de la Guerra de sucesión española, el trono inglés es ocupado por la reina Anne, sin embargo, es en realidad Lady Sarah, amiga y amante de la suprema monarca, quien mueve los hilos de toda la nación. Con la llegada de Abigail, la nueva criada, se establece un triángulo de relaciones políticas y sexuales, que amenaza la estabilidad de toda Europa.
Relaciones de poder
Decía el pensador francés Michel Foucault, que el poder no es un objeto asible que recae sobre un individuo o una institución, sino que se compone de sinergias, situaciones estratégicas en momentos determinados, o como él las llamaba, relaciones de poder, inherentes a todas las estructuras sociales.
El poder, pues, no puede simplemente ser tomado (como propone el marxismo), pues no es físico, éste no se posee; se ejerce. En su nueva película, La favorita, el peculiar cineasta griego Yorgos Lanthimos, examina muy de cerca las ambigüedades morales de los seres humanos precisamente con base en el ejercicio del poder.
Lanthimos es uno de esos directores (cada vez más frecuentes en nuestros días) amados y odiados a partes iguales, que polarizan a la opinión y a la crítica con su cine, pero que rara vez dejan indiferente a alguien.
Ya en su notable Canino (Kynódontas, 09), pero sobretodo a partir de La langosta (Lobster, 15), el cineasta ha construido sus historias con base en escenarios distópicos, situaciones inverosímiles y altas cotas de comedia negra, para indagar, como bien saben hacer los griegos (desde Eurípides y Sófocles), en los trágicos abismos de la condición humana.
La favorita es un drama histórico ambientado en el siglo XVIII durante la Guerra de sucesión española, específicamente en el enfrentamiento entre ingleses y franceses en la batalla de Blenheim en 1704.
Como ya era de esperarse, desde el anuncio oficial, la cinta no es una película de época a la usanza tradicional, el contexto histórico le sirve a Lanthimos como mero telón de fondo para enfocarse en el desarrollo intrínseco de sus personajes.
Juego de ajedrez
Apenas iniciada la acción, conocemos a la reina Anna (Olivia Colman), suprema mandataria del trono inglés, a quién Lanthimos dibuja como una mujer infantil, insegura, de preocupante estabilidad mental; y a su primera asistente, amiga y (como descubriremos más tarde) amante, Lady Sarah (Rachel Weisz).
De esta relación, de fuerte codependencia tanto emocional como política, depende el destino de Inglaterra y, por extensión, de toda Europa, pues es en realidad Lady Sarah quien, con su consejo e influencia sobre la reina, manipula las decisiones políticas y bélicas de todo el reino.
Esta sinergia entre Anne y Sarah va a ser perturbada con la llegada de Abigail (Ema Stone), otrora aristócrata, ahora caída en desgracia, que gracias a su hermoso cuerpo, feroz malicia y, principalmente, a su desmesurada hambre por regresar a las comodidades que brinda la nobleza, se inserta a la fuerza en medio de la monarca y su consejera.
Se inicia entonces un rabioso juego de ajedrez entre Sarah y Abigail por conseguir la simpatía de la reina, por ser la favorita. Estas relaciones de poder, donde cada una busca el beneficio propio, van a demostrar a lo largo del filme que, como afirmaba Foucault, al poder no lo puedes poseer, éste fluye de acuerdo a la situación y al momento; es voluble, cambiante, pero también muy provechoso.
La favorita se construye entonces alrededor de sus 3 protagonistas mujeres; en la película, todos los otros seres vivientes, tales como conejos, patos, palomas, e incluso los hombres (en cuya ridiculizada vestimenta y maquillaje advertimos un reflejo de su estupidez), son animales que sirven sólo para diversión, comida o adorno.
Verosimilitud
Es cierto que lo que menos le importa al cineasta griego es el contexto histórico en el cual se desarrolla la acción, sin embargo, esto no evita que la reconstrucción plástica de una época pasada esté pulida hasta los más elevados puntos artísticos.
Lanthimos, mediante un opulento concierto de ornamentos visuales, legatario del barroquismo de Iván el Terrible (Eisenstein, 44), de las composiciones operísticas del Visconti post-neorrealista y el cabal arte del Barry Lyndon (íd. 75) de Kubrick, consigue llevarnos con gracia y verosimilitud a la Inglaterra del siglo XVIII.
En La favorita, el director no sólo da rienda suelta a todo su negro estilo argumental, sino también formal; con la ostentosa fotografía de Robbie Ryan, de despampanantes composiciones rembrandtianas, que tiene como característica principal el permanente uso de angulares y ojos de pez, así como la refinada selección de temas musicales clásicos, el vestuario, el arte y el maquillaje.
En el cine de Lanthimos rara vez encontramos héroes bondadosos y villanos atroces, más bien, el director se conduce por el camino de las dualidades entre el bien y el mal; si en la primera parte de la cinta éramos empáticos con Abigail y su lucha contracorriente, para la segunda mitad es Sarah quien gana nuestro favor; a lo largo de todo el metraje estaremos, continuamente, descubriendo la complejidad y la ambivalencia del comportamiento humano.
Pese a la poca convencionalidad del filme, La favorita es probablemente el ejercicio más afable y de mayor riqueza visual de Yorgos Lanthimos, y supone un paso más en el completo perfeccionamiento de las pretensiones tanto estilísticas como temáticas del realizador griego.
Título original: ‘The Favourite’
País: Reino Unido, Estados Unidos e Irlanda
Año: 2018
Duración: 119 minutos
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Deborah Davies y Tony McNamara
Fotografía: Robbie Ryan
Producción: Element Pictures, Scarlet Films, Film4 y Waypoint Entertainment
NOVA 