‘El sueño del Mara’akame’ (2016), Federico Cecchetti

Niereme es un adolescente huichol (wixárika) de la sierra nayarita, cuyo máximo sueño es ir a la Ciudad de México para tocar con su banda en un concierto urbano, él, sin embargo, está destinado a convertirse en un mara’akame (sacerdote/chamán) como su padre y a seguir cultivando las tradiciones ancestrales de su comunidad.

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Leyenda huichol

Cuenta la leyenda que al principio de los tiempos el sol no existía y la vida era una perpetua y densa penumbra.

Los hombres se reunieron alrededor de una fogata y eligieron a un niño para ser sacrificado y así crear al sol; su madre lloró, pero pronto el pequeño le brindó el consuelo necesario, sintiéndose orgulloso de ser el elegido para la ofrenda.

Con entera humildad se aventó a las ardientes brazas, dando vida en el acto a la luminosa estrella. Apareció entonces el maestro venado, una de las deidades supremas de la cultura huichol, y tomando al recién nacido astro con sus cuernos, lo colocó en los altos cielos, su lugar hasta nuestros días; la penumbra había llegado a su fin.

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Ceguera 

En El sueño del Mara’akame, debut en larga duración del cineasta mexicano Federico Cecchetti (5 cortometrajes previos), la leyenda huichol del nacimiento del sol es reinterpretada a través de Nieri (Luciano Bautista), el niño elegido de su comunidad para convertirse en un mara’akame, un chamán wixárika con la capacidad de sanar a las personas o, cual estrella, iluminarlas.

La primera vez que vemos a Nieri en pantalla se encuentra en medio de un ritual dancístico a la orilla del río que honra a la divinidad, el protagonista va vendado de ojos y la toma en perspectiva nos incapacita, al igual que a él, para ver algo.

Esta venda, como veremos a lo largo del metraje, no sólo será física, sino espiritual.

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En las primeras secuencias, Cecchetti se centra en la descripción de su personaje con el contraste visual entre individuo y entorno; las vestimentas, los adornos, los colguijes, los sombreros, todos los colores del atuendo huichol resaltan en el encuadre, Nieri, en cambio, se aferra a sus audífonos y a su celular.

El director aprovecha los hermosos parajes para componer en función de ellos una fotografía preciosista, obra del cinefotógrafo cuequero Iván Hernández, que nos empapa del majestuoso ecosistema de la sierra nayarita.

Cecchetti se acerca con sumo respeto y extrema horizontalidad a la cultura huichol, evitando en todo momento caer en la exotización, en este sentido, el preciosismo de sus imágenes sirve para acercarnos a una belleza tan ajena para los residentes de las grandes urbes, pero tan inherente a los grupos étnicos, exaltando así su completa conexión con la naturaleza.

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Invisibilización

Hay en El sueño del Mara’akame un profundo entendimiento por parte del realizador para exponer una realidad general a partir de un personaje particular.

Nieri es un huichol, pero antes de eso es un adolescente, y como todo adolescente es fácilmente deslumbrado por la parafernalia seductora del mundo mestizo-occidental, representado aquí por su celular, sus revistas pornográficas o sus amigos enfundados en chamarras de piel y camionetas todoterreno.

Nieri es constantemente presionado por su padre (Antonio Parra) para seguir las tradiciones de su pueblo y alcanzar el sueño epifánico que le brinde el don de convertirse en mara’akame; en la cinta, el protagonista se encuentra en una lucha interna entre su cultura ancestral y sus intereses modernos.

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Cecchetti, a través de la contrariedad de Nieri, enfatiza una serie de temas subyacentes como la vulnerabilidad de los campesinos ante el narcotráfico, coaccionados para sembrar amapola a cambio de un dinero que de otra forma no podrían obtener; la estigmatización de las autoridades a los rituales de sanación huicholes que utilizan peyote o la violación por parte del estado a lugares sagrados como el territorio de Wirikuta, desde 2005 entregado a mineras canadienses.

Nieri es un reflejo a pequeña escala de la progresiva invisibilización que las indefensas culturas indígenas sufren ante la globalización explotadora del sistema neoliberal y la indiferencia del Gobierno mexicano.

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Un viaje, un sueño

El protagonista irá a la ciudad para cumplir el sueño de tocar con sus amigos en un concierto urbano, sin embargo, en lugar de sueños, comienza un viaje pesadillesco por la laberíntica y abrasiva capital mexicana.

Aquí la película se rompe y empieza a destilar una elaboración surreal buñueliana (las hormigas como representación de la muerte) pero también cargada con enormes cotas del realismo mágico latinoamericano de Gabriel García Márquez.

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Nieri se enfrentará con sus miedos, con sus obligaciones, con sus deseos ocultos y no tan ocultos y con las deidades huicholes que se le manifiestan de diferentes formas a lo largo de su aterradora travesía.

Nuestro héroe, que al inicio del viaje buscaba la realización de un sueño (el concierto), terminará por remover la venda de sus ojos para (re)descubrir su verdadero propósito, para tener el sueño del mara’akame y acceder a la iluminación catártica.

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En cierta escena de la película, Nieri y su padre se encuentran realizando una ceremonia de sanación con un grupo de burgueses en alguna zona acaudalada de la Ciudad de México, el director se burla aquí de la simplificación y la romantización por parte de nosotros (los mestizos) a las costumbres y tradiciones del pueblo huichol (y en general de todos los pueblos indígenas); en realidad, no los entendemos y muchas veces ni siquiera nos interesa intentarlo.

El sueño del Mara’akame es una cinta reflexiva que pone sobre la mesa un tema tan importante en el contexto nacional actual como es la constante lucha por la supervivencia y la adaptación de las comunidades indígenas a una realidad que amenaza con su desaparición.

Federico Cecchetti, al igual que Xavi Sala (El ombligo de Guie’dani, 18), Lila Avilés (La camarista, 18) o Tatiana Hernández Velasco (Titixe, 18), se adscribe a este nuevo cine mexicano que parte de la horizontalidad para visibilizar a sectores de la sociedad históricamente olvidados y discriminados.

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Título original: ‘El sueño del Maraakame’
País: México
Año: 2016
Duración: 92 minutos
Dirección: Federico Cecchetti
Guion: Federico Cecchetti
Fotografía: Iván Hernández
Producción: Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y Estudios Churubusco

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