‘Ven y mira’ (1985), Elem Klimov

Bielorrusia, 1943. En plena invasión nazi a tierras bielorrusas, Florya Gaishun, un niño de 15 años que aspira a convertirse en soldado para luchar por su país, se une a una guerrilla insurrecta de partisanos, atestiguando en su camino todos los horrores bélicos cometidos por el Tercer Reich durante la ocupación.

Ven y mira

Invasión

El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi emprendió la invasión a la Unión Soviética conocida como la Operación Barbarroja. La entrada del invierno ruso frustró el avance de las fuerzas del Eje, obligándolas a retirarse 6 meses después, el 5 de diciembre del mismo año. Bielorrusia, sin embargo, no tuvo la misma suerte y su ocupación se extendió por 3 años más.

Durante este periodo, se llevaron a cabo los crímenes de lesa humanidad más bestiales de los que se tenga registro, los habitantes fueron masacrados, quemados, violados y sobajados a placer, hasta la entrada del Ejército Rojo en junio de 1944 y su posterior victoria dos meses después, no obstante, el daño ya estaba hecho.

¿De qué manera personas normales como nosotros, que no hemos tenido la desgracia de ver destrozado a nuestro país, a nuestra gente y a nuestro espíritu por un conflicto armado, podemos llegar a entender el horror que produce la guerra? Quizá la película que más nos acerca al infierno bélico sea Ven y mira, la última y desgarradora producción del gran realizador soviético Elem Klimov.

Ven y mira3

Inocencia

Realizada por encargo del Partido Comunista para conmemorar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, Ven y mira sigue las andanzas del pequeño Florya (Aleksey Kravchenko) durante la ocupación nazi a Bielorrusia, su entrada a la guerrilla partisana y el postrero camino de dolor que sufre durante el recorrido por su lastimada patria.

En la secuencia inicial, vemos a Florya, acompañado de otro niño de menor edad, en busca de un rifle para unirse a la resistencia. Un viejo de apariencia senil les advierte de su error, pues, al encontrar el arma, el niño se convierte en soldado, su infancia queda enterrada y su destino sellado.

Ven y mira2

En la primera parte del metraje advertimos en el protagonista un dejo de idealización de la guerra, el pequeño ansía convertirse en soldado para participar activamente en el conflicto y defender a su país del poderoso invasor, sonríe inocentemente al tratarse de cualquier asunto bélico y abandona a su madre y hermanas para sumarse a los partisanos, la única fuerza armada bielorrusa.

La madre de Florya (Tatyana Shestakova) queda comprensiblemente destrozada con la marcha de su hijo varón, ella sabe que éste morirá, sino física, espiritualmente, porque eso es lo que hace la guerra; de alguna u otra forma, te asesina.

Ven y mira6

En la cinta es imposible no encontrar ciertos paralelismos con la otra épica infantil bélica soviética, La infancia de Iván (Ivanovo detstvo, 62) de Andrei Tarkovsky; ambos protagonistas verán aniquilada su vida a muy temprana edad, no obstante, a diferencia de Iván, al cual conocemos ya siendo un monstruo-hombre en el cuerpo de un niño, aquí la deshumanización de Florya apenas está por comenzar.

La romantización de la guerra por parte del muchacho, le será erradicada con lágrimas y sangre.

Ven y mira8

Brutalidad

El protagonista encontrará cierta tranquilidad con los partisanos, aquí conoce a Glasha (Olga Mironova), otra niña desamparada con la cual establece una relación de entendimiento, al fin y al cabo, ambos son sólo niños inmiscuidos en una realidad que les sobrepasa.

En la calma transitoria del bosque, Florya se halla en un ambiente idílico de poderosa carga espiritual, que de nuevo remite al onirismo y a la melancolía tarkovskiana de El espejo (Zerkalo, 75) o Nostalgia (Nostalghia, 83), el director consigue que nos olvidemos por un momento de la amenaza nazi, no obstante, el edén protector pronto sucumbe ante los bombardeos que arrasan con el campamento entero.

Ven y mira5

Ven y mira no repara en gastos para evocar con brutalidad los escenarios bélicos; las explosiones, los disparos, el maquillaje de los heridos, todo el presupuesto económico está puesto al servicio de la recreación histórica.

A pesar de esto, los recursos de Klimov no se limitan a la espectacularidad de los efectos especiales, toda la parafernalia visual está soportada por un lenguaje cinematográfico que potencia la locura:

La utilización constante del punto de vista (P.O.V.) que nos lleva a las entrañas de la desesperación; el juego de plano-contraplano que cruza las miradas de sus protagonistas con las nuestras, creando una interacción metaficcional con el espectador; o la caótica cámara en mano que sigue a Florya durante sus escapadas por los espesos pantanos, alcanzando en el proceso increíbles cotas del mejor (y más perturbador) survival horror.

Ven y mira4

Un rostro, una guerra

A lo largo de este recorrido por sendas llenas de muerte, de mierda y piel quemada, Klimov exterioriza la progresiva desestabilización mental y emocional del protagonista, a través de la deformación de su cara.

El rostro de Florya, que al inicio de la cinta veíamos sonreír, totalmente ignorante del horror bélico, a la mitad del metraje ya es un trozo de carne malherido y agrietado que, al igual que Renée Falconetti en La pasión de Juana de arco (Dreyer, 28), inunda el encuadre con el clamor lloroso de sus ojos traumatizados.

Estamos ante una soberbia interpretación expresionista, potenciada por la banda sonora de poderosos estruendos electrónicos (compuesta por el músico Oleg Yanchenko), que le sirve al director para mostrarnos las cruentas secuelas de la demagogia y la intolerancia.

Ven y mira7

Ven y mira, uno de los relatos más brutales de la historia cinematográfica, versa sobre la ruindad de la que puede ser capaz el ser humano en un conflicto armado, es acerca de la deshumanización y del daño que produce la enajenación dogmática en las personas.

En las secuencias finales, Elem Klimov compone un collage con imágenes de archivo para recordarnos que, a pesar de la grotesca violencia, a pesar del asco remanente en nuestro estómago, lo que acabamos de presenciar no es ficción, sino la representación de un acontecimiento real que, en todo caso, se ha quedado corta.

Ven y mira cartel

Título original: ‘Idi i smotri’
País: Unión Soviética y Bielorrusia
Año: 1985
Duración: 141 minutos
Dirección: Elem Klimov
Guion: Elem Klimov y Ales Adamovich
Fotografía: Aleksei Rodionov
Producción: Mosfilm y Belarusfilm

3 comentarios sobre “‘Ven y mira’ (1985), Elem Klimov

  1. Coincido totalmente con tu crítica. La que mejor retrata ese caos e infierno que supone la guerra. Me encanta el párrafo final en el que mencionas que lo que hemos visto no ha sido ficción; ha sido la realidad más desgarradora y desagradable que el ser humano a tenido la desgracia de conocer. Precisamente fascinante porque pocas películas han tenido la valentía de mostrar el horror y la verdad como esta película.
    A pesar de esa inigualable dureza (hay escenas en las que casi que no quieres mirar), supone probablemente mi película favorita de los tiempos.
    A propósito, ¿conoces o has visto alguna otra película de este virtuoso director?
    ¡Saludos!

    Me gusta

    1. Hola, David.

      Efectivamente, Klimov no sólo ha tenido la valentía de mostrarnos el horror, sino la sapiencia de despojar a la violencia del morbo barato del que directores como Lars Von Trier se jactan.
      Klimov tiene una filmografía corta y un poco complicada de conseguir, he tenido la oportunidad de ver 5 filmes únicamente y rescato las últimas 3: «Agonía», «Adiós a Matiora» y, por supuesto, «Ven y mira».
      ¡Saludos!

      Me gusta

Deja un comentario